Para mi ese fue mi primer contacto con esta hermosa planta, DIOS, QUE CANTIDAD DE ESPINAS! pensé al ver el primer fruto; y no hay lugar de donde agarrarlos sin pincharse seriamente, sea con las espinas grandes o con las más pequeñas que están entre éstas si se quiere acomodar los dedos. Cuenta de ello dio Walter cuando regresó al bote y sus piernas y brazos parecían una muestra completa de arañazos de un gato asustado. Terminada la labor, con una buena cantidad de frutos que externamente parecían estar suficientemente maduros, nos dirigimos a un lugar con aguas de escasos centímetros o prácticamente secos que nuestro guía indicó como el mismo en el que en 1999 habían estado Walter y Butch. Walter estaba sumamente contrariado, porque el decía que no podía ser el mismo sitio y Beto insistía que si, Walter no podía creer que no hubiera vestigios siquiera de las anteriores presencias de Victorias o Nymphaea prolifera. Iba y venía por el barro espeso buscando algún rastro de la exhuberancia de años anteriores, pero nada encontró y creo que se retiró sin creer que ese era el lugar donde había estado 3 años antes.
Ya en "El Cerrito" nuevamente, dispusimos los frutos
en recipientes con agua para que continúen madurando y
mientras Walter descansaba yo efectuaba arreglos "cosméticos"
para prepararlos para el otro día donde Walter me daría
los pequeños consejos para identificar la madurez adecuada.
Así eliminé los restos de sépalos, corté
los pedúnculos demasiado largos y literalmente rasuré
de espinas todas las superficies para evitar más heridas.
El viernes 19, nuestro último día, desayunamos temprano, esperamos a que el sol calentara un poco el parque ya que la mañana se presentaba bastante fría, y Walter comenzó a partir al medio con un cuchillo los frutos recogidos, me mostró allí prácticamente la disposición de las semillas y que la mayoría de las mismas estaban inmaduras ya que tenían un color muy claro y que con una muy leve presión de los dedos se aplastaban fácilmente. Sólo 3 frutos mostraban semillas que parecían suficientemente maduras, las cuales se reconocerían por ser de un color verde oliva oscuro con tendencia amarronada y ser suficientemente firmes por no aplastarse con una cierta presión de los dedos. Los arilos que recubren cada semilla, también se mostraban más desarrollados en los frutos maduros, ya que se los notaba suficientemente aireados como semejando "bolsitas" de plástico con aire a diferencia de los inmaduros en que el aire todavía no estaba suficientemente encapsulado. Por la tarde, luego del último almuerzo retomamos el camino hacia Buenos Aires con la cosecha dentro de unas bolsas plásticas grandes, Walter conservó para si 3 medios frutos y me dejó a mi las otras mitades. Cuatro o cinco horas más tarde me despedía de mi Maestro en la puerta de su Hotel, de donde partiría a la mañana siguiente hacia Sao Paulo, Brasil para continuar con sus incesantes expediciones; lo esperaba allí una visita de varios días a la zona del "Pantanal" en el centro-sud de Brasil donde no había estado nunca hasta ese momento, y luego otros varios días a la ya conocida Manaos para volver a visitar el territorio amazónico. Retornado a su hogar en San Diego, California, esperaría 3 meses para volver esta vez a Bolivia para conocer el relativamente joven Parque Nacional "Noel Kempf Mercado" en el NE boliviano, luego volvería a San Diego, luego iría a Australia y ..... a continuar con sus incansables travesías de este explorador moderno.
Gracias Walter nuevamente. Agradecimientos:
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